DOMINGO MARSICCOBETRE

 

Doctor en Ciencias de la Université de Poitiers, en Francia en 1976. Ha estado activo en el sector de petróleo y gas por 45 años. Durante su carrera profesional estuvo 25 años en PDVSA donde ocupó distintas posiciones ejecutivas y de Dirección en Refinación, Mercadeo, Asuntos Públicos, Gas y Exploración y Producción. Fue Presidente de Pdvsa Gas y Vicepresidente de Petróleos de Venezuela. Desde el 2001, se ha desempeñado como Consultor con Arthur Andersen y Deloitte & Touche (Colombia) y asesor de negocios con CNPC (China), Itochu Corp. (Japón), Hyundai Engineering (Korea) y otras empresas del sector de los hidrocarburos. En la actualidad es director del Grupo Financiero y de Seguros Statetrust en USA y Director de Atlántica de Seguros en República Dominicana.

Después de más de un siglo de explotación petrolera y lejos del desarrollo esperado, el poder del estado nos ha dejado una nación en la crisis más profunda que hallamos conocido jamás.

Este modelo rentista, conocido como el “Petro Estado” está en su ocaso y nos deja una sociedad en penurias, una nación dispersa, empobrecida y con un medio ambiente agredido brutalmente por la irresponsabilidad.

El proceso transformador para dejar el Petro Estado, requiere de Venezuela cambios estructurales en su modelo político y económico que se sustenten y se retroalimenten. Entendemos el Estado como la organización política del territorio, de un país republicano, donde mediante el ejercicio democrático la sociedad elige a sus gobernantes y se conforma un gobierno.

El cambio político debe crear las condiciones para el desarrollo sostenible en todo el país, con el claro objetivo de recuperar el camino del desarrollo social y económico y poner fin al estado empresario. Por lo que el rol de los nuevos gobiernos en representación del Estado, deberá ser el de ampliar bajo condiciones transparentes y con reglas claras, esquemas que garanticen la seguridad jurídica, la participación privada en todos los sectores, para promover la generación de riqueza y el empoderamiento de los ciudadanos en las actividades económicas.

El modelo y el proceso de cambio…

Si bien Venezuela seguirá siendo un país petrolero, son muchos los indicadores nacionales y de mercado que nos señalan la necesidad de un nuevo camino, más amplio y diverso, lo que nos obliga a ver el sector de los hidrocarburos inmerso dentro del proceso de transformación energética en curso. A la par de ello, la grave situación económica del país debe ser resuelta con urgencia, por lo que mirar hacia adentro se hace indispensable, es decir impulsar la economía interna para crecer y ampliar aceleradamente el PIB, por lo que el crecimiento hacia lo interno del sector energético y su apalancamiento a otros sectores, puede ser tan valioso como lo ha sido en el rol tradicional de país exportador petrolero.

En este sentido vemos en la propuesta de la Nueva Ley Orgánica de Hidrocarburos, una clara visión de un país que quiere dar seguridad jurídica, eliminando un amplio entramado de leyes y decretos, que abre completamente el sector a la inversión privada dentro de un marco fiscal realista y dinámico e invita a tener amplias oportunidades de inversión en el desarrollo del gas natural, el cual dentro del texto ha sido fortalecido, ampliando las oportunidades al inversionista.

El gas como palanca de transformación y crecimiento económico…

Contamos con importantes recursos de gas asociado y no asociado, las cuales deben explotarse. Es imprescindible aprovechar este nuevo modelo económico, para llevar el gas natural a todas nuestras grandes y pequeñas ciudades, con inversión en transporte, distribución y comercialización de este hidrocarburo, donde la rentabilidad para el inversionista sea el norte y donde los precios aseguren la confiabilidad del suministro, el adecuado retorno y el mejor servicio. Sera sin dudas una extraordinaria oportunidad de creación de empleos y permitirá la operación por parte del sector privado de gasoductos, sistemas de distribución y de la comercialización. Es posible alcanzar un consumo interno de magnitudes importantes, contribuyendo al desarrollo de otros sectores económicos, como el sector metalúrgico y metal mecánico, creando empleo en sectores como la ingeniería y construcción, el sector financiero y el sector servicios. Las nuevas redes de gas, proveerán el producto para eliminar la quema de líquidos en el sector eléctrico e industrial y con ello una marcada disminución en la producción de CO2. Asimismo, el impulso y la voluntad política para el desarrollo del sector, dotara a nuestra Industria Petroquímica de mayores volúmenes de gas natural y líquidos para la producción de derivados y una mejora sustancial de la economía de esta industria, mediante la incorporación de nuevas plantas y la ampliación de plantas existentes.

GAS Y SOCIEDAD un camino de transformación

Como hemos señalado el sector petrolero y los generadores de energías proveniente de materiales fósiles, están siendo escrutados por distintos sectores de la sociedad. En el corto/mediano plazo será presionados por mayores exigencias en calidad de productos. Así mismo, los consumidores y la sociedad tendrán la fiscalización y monetización de las emisiones como factor de importancia y todo ello serán elementos para que los inversores jerarquicen sus proyectos. El sector financiero ya está trabando posibilidades de inversión en nuevos desarrollos, si estos no se adaptan al proceso de transformación. El daño ambiental cobra cada vez más importancia y nosotros como sociedad tenemos la obligación de insertarnos inteligentemente dentro de este proceso de cambio. El desarrollo del sector gas aparece ante nosotros, como el proceso de transición apropiado. El mismo podrá convertirse en un gran factor de motorización del empleo, beneficiando a pequeños y medianos empresarios de la construcción, de la fabricación de líneas blancas y partes y repuestos, tuberías para llevar gas a las casas, equipos diversos, así como poder dotar a nuestras ciudades de un transporte adecuado y alineado con el ambiente.

El desarrollo del sector del Gas natural y la exploración y producción de los recursos existentes, amplían también nuestras posibilidades de ser un exportador de gas y electricidad.

GAS Y SOCIEDAD un camino de transformación

Para alcanzar los objetivos propuestos debemos resolver situaciones que permitan ampliar la oferta de gas, así como una completa definición de roles de todos los actores. Venezuela tiene un excelente potencial para mejorar la oferta de gas, pero su materialización requerirá de un estado con la voluntad y el consenso político necesario para cumplir con planes de largo plazo, su rol como regulador y arbitro en la situación de monopolio natural que el negocio representa y la libre participación de empresas privadas con la debida capacidad gerencial, técnica y financiera.

La siguiente tabla resume en una manera indicativa lo que podría ser la oferta de gas en Venezuela, si se implanta lo anteriormente señalado. Es importante destacar que esta estimación está basada sobre las reservas probadas y probables conocidas y por ende no incluyen el fruto de la exploración adicional que pueda acometerse.

GAS Y SOCIEDAD un camino de transformación

En resumen, sin contar con lo que pudiera aportar el esfuerzo exploratorio futuro,los campos en Venezuela pueden ofrecer un potencial de gas para el mercado3.000 MMPCD en el corto plazo, y de 9.000 MMPCD en el largo plazo. En la gráfica siguiente observamos nuestro dilema histórico y con ella pretendemos aclarar su solución, definiendo los roles de todos los actores, descritos en la nueva propuesta legal para los hidrocarburos.

GAS Y SOCIEDAD un camino de transformación