JUAN FERNÁNDEZ
Caraqueño, MasTer Economia Aplicada, Michigan USA, Economista UCAB. Co-autor del libro “Evaluacion Economica de Proyectos Petroleros, publicado por Corpoven S.A.. Miembro Honorario de Sociedad Venezolana de Ingenieros Petroleros (SVIP). Durante su carrera en PDVSA ocupo diversas posiciones ejecutivas en Finanzas, Comercio, Refinacion, Negociacion, y siendo miembro de diversas filiales de PDVSA. Miembro fundador y Presidente hasta 2004 de ”Gente del Petroleo”. Consultor en materia energetica, articulista. Miembro del equipo redactor del proyecto de la nueva Ley Organica de Hidrocarburos. Sep-Dic 2020

Venezuela se encuentra inmersa en una de las mayores crisis políticas, sociales y económicas desde que somos república y el gran reto que tenemos por delante es como recuperar de manera rápida al país, tanto política como económicamente, para así establecer un estado del bienestar aceptable para la gente dado el inmenso pasivo social que vamos a heredar.

Aun así, Venezuela es sin duda el país más importante de Latinoamérica en materia de recursos petroleros y gasíferos. Asimismo, contamos con otras fuentes de recursos naturales incluidos minerales diversos y estratégicos, que nos hacen también privilegiados para un mundo en donde las energías alternativas y renovables, vienen creciendo e irán cambiando la composición del portafolio energético.

Evidentemente, lo primero que debemos lograr es el cambio político a la democracia, y el actual modelo económico que es un fracaso. Logrado el cambio político, de corto plazo la palanca que tenemos en lo económico pasa por recuperar el sector de los hidrocarburos. Sin embargo, en esta oportunidad debemos plantearnos un cambio en el modelo de desarrollo, incorporando elementos para ver al petróleo no sólo como un generador de renta al estado, ni al estado como empresario. Debemos incorporar cambios hacia lo interno, que generen un efecto multiplicador sobre otros sectores económicos, que nos lleven a una mayor diversificación y en donde un proyecto bandera deba ser la gasificación del país. Además, debemos establecer políticas con la flexibilidad de adaptarse a los cambios que plantee el entorno energético, ya que cada vez serán más y mayores las nuevas exigencias a la energía proveniente del petróleo, con lo que nuestra capacidad de adaptación nos podría transformar no solo en un suplidor petrolero sino en un proveedor energético seguro y confiable al mercado nacional e internacional.

1.- Consideraciones del Entorno Global.

Hoy el mayor peso como fuente energética lo tiene el petróleo, con un suministro de unos 100 millones de barriles por día y una demanda proyectada al 2023 de alrededor de 103 millones de barriles por día, un crecimiento moderado por los efectos derivados principalmente por el efecto de la recesión económica proyectada. En el mediano y largo plazo, la tendencia del consumo de petróleo es a su disminución, pues habrá un efecto de sustitución de energías alternativas y las proyecciones considerando el cumplimiento del Acuerdo de Paris, sobre un aumento no mayor de la temperatura global en 1.5 grados centígrados y una reducción de emisiones en 2030 del 45%, proyectando alcanzar el balance cero en 2050Sin embargo, el petróleo seguirá siendo una fuente importante de energía en el mediano plazo.

En cuanto a estimaciones basadas en los escenarios de economía sostenible para el año 2050, la demanda de petróleo tiene un rango entre 45 millones de barriles por día como mínimo y un máximo de 118 millones de barriles por día.

Un dato importante a tomar en cuenta y derivado mayormente de la invasión rusa a Ucrania es ver cómo los países vuelven a centrar su atención en conceptos como; la autosuficiencia energética, la seguridad y confiabilidad del suministro, incentivos y programas de financiamiento para energías alternativas, nuevos esquemas fiscales, en especial en los países consumidores en torno a las emisiones de Dióxido de Carbono, etc. Los productores, en especial los países OPEP, se encuentran en la disyuntiva de mantener el equilibrio entre rentabilidad, inversión y extender el uso del petróleo que a su vez sirva para diversificar sus economías.

Lo anterior, nos hace concluir en la necesidad de tener una estrategia y condiciones para maximizar la recuperación de la actividad de los hidrocarburos, tanto para ser un proveedor seguro y confiable, como para el desarrollo económico interno, con sentido de urgencia.

  1. Retomar la Política Petrolera y Energética.

Nuestro país fue pionero y ejemplo a seguir a lo largo del siglo XX en el sector petrolero, fueron muchos los eventos que ayudaron a posicionar a Venezuela como una pieza clave en el suministro energético mundial. Algunos ejemplos que aún hoy en día se reflejan en la historia son, la Ley de Hidrocarburos de 1943, el manejo de la fiscalidad el petróleo, creando el famoso fifty/fifty, que luego fue acogido por otros productores de petróleo, el establecimiento de los precios de referencia, así como país fundador de la OPEP. Podemos agregar también, el proceso de Nacionalización Petrolera es considerado un ejemplo y fue realizado sin traumas de manera transparente. Se creó a Petróleos de Venezuela, que llegó a ser de las empresas petroleras más importantes del mundo. Como empresa estatal, siempre mantuvo su visión comercial del negocio, se expandió con el proceso de internacionalización, así como el proceso de la Apertura Petrolera que contribuyó al aumento de la capacidad de producción del país, de sus reservas de extrapesados de la faja del Orinoco y el desarrollo de contratos de operación de campos marginales, exploración a riesgo y ganancias compartidas. De lo anterior hay que destacar el desarrollo del recurso humano calificado, que hoy en día por las circunstancias que vive el país está disperso en el mundo. Es decir, durante todo este periodo hasta 1999, el país tuvo una POLÍTICA para el PETRÓLEO, con sus errores y aciertos. A partir de la llegada de Hugo Chávez al poder, el paradigma cambia al uso del PETRÓLEO para la POLÍTICA, sujeto a los intereses de la supuesta revolución y las consecuencias están a la vista. Venezuela produce hoy escasamente 650 mil barriles de petróleo por día, las instalaciones petroleras altamente degradadas, deterioradas, desmanteladas y con fallas continuas en su operación, alta accidentalidad, y hasta el suministro de combustibles al mercado interno es insuficiente.  El Estado y PDVSA son sujetos de demandas por incumplimiento de sus obligaciones de pago de deudas y lo peor se refiere al historial de corrupción, en donde miles de millones de dólares fueron sustraídos del patrimonio público. En conclusión, hoy en día Venezuela no tiene un significado importante en el mercado petrolero.

Por lo tanto, uno de los primeros pasos por hacer para la reconstrucción del sector petrolero y gas, es volver como país a tener una POLÍTICA PETROLERA.

En este sentido, el reforzamiento del Ministerio del área, tanto en su estructura como en su personal, debe adaptarse a retomar el rol de la representación del país en los organismos internacionales, elaborar los lineamientos en materia energética, desarrollar los esquemas para el manejo de los monopolios naturales a condiciones de mercado, y ejercer el rol de promotor de todo el sector con el respaldo de una nueva Ley de Hidrocarburos.

  1. Un nuevo Marco Legal.

Cabe señalar que, en la AN2015 existe el proyecto de la nueva Ley de Hidrocarburos (NLOH), producto de intenso trabajo y consulta con diferentes sectores. Este proyecto busca estimular la participación del sector privado nacional e internacional en toda la cadena del negocio petrolero. Crea la Agencia Venezolana de Hidrocarburos, que se encargará en función de los lineamientos del Ministerio, de todo lo relativo a los procesos que se llevarán a cabo aguas arriba de la cadena de valor del negocio, para dar la necesaria transparencia y establecer las condiciones técnico/económicas para la participación de los inversionistas. Será una tarea clave, la jerarquización y oportunidades de desarrollo sobre los recursos de petróleo, tanto por tipo como por las áreas a ser asignadas. También la ley menciona cuál sería la participación del Estado y como los privados pueden participar en el sector aguas intermedias y aguas abajo, es decir; poliductos, terminales, almacenaje, refinerías, plantas de distribución, etc. Sobre la participación del estado en estos procesos a través de PDVSA u otra empresa estatal, las mismas tendrían igualdad de condiciones y libertad para acordar esquemas de asociación en donde no será obligatorio su participación mayoritaria.

Es importante destacar que la NLOH, establece el tratamiento de la Regalía, para que sea un mecanismo de la participación del estado, de manera de estimular la inversión, bajo condiciones flexibles pero claras y transparentes. Está claro como el tratamiento al riesgo comercial derivado del negocio petrolero estará del lado del inversionista. Creemos que además debemos dar un paso más en cuanto a la Regalía y cómo tratar los ingresos provenientes de la misma, de manera de garantizar que efectivamente sean una forma óptima de hacer llegar beneficios y mejorar condiciones de los ciudadanos a través de la creación de un fondo de inversión y ahorro, de parte de esos recursos. En cuanto al resto del marco fiscal, la ley exhorta su simplificación, a la armonización fiscal de los impuestos estatales y municipales y en su conjunto, que la participación del estado sea competitiva, en comparación a países vecinos que también buscan atraer inversionistas.

Consideraciones Adicionales.

En primer lugar, PDVSA tendrá una tarea clave para atender lo que se ha denominado un plan de emergencia, para atender de corto plazo las necesidades internas en cuanto a combustibles. A la par, mientras se implementa la nueva ley del sector, el Ministerio con el apoyo de PDVSA quien tendrá que tomar acciones de estímulo y de mayor participación del sector privado. Como, por ejemplo, la posibilidad de la disminución de su participación PDVSA en las asociaciones de la faja, lo cual implica todo un proceso de análisis y valoración económica de las asociaciones.

La segunda consideración trata de uno de los mayores problemas y retos que tiene el país por delante y es como resolver el tratamiento de la inmensa deuda heredada de la supuesta revolución, una pesada deuda financiera de miles de millones de dólares, a la cual se le debe sumar toda la deuda comercial, las compensaciones por las expropiaciones, los recursos para solventar la crisis humanitaria y las necesidades de financiamiento para reactivar la economía. Este paso es imprescindible para volver a considerar a Venezuela como una opción de financiamiento.

Es importante señalar que los organismos multilaterales, a saber, el FMI, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo son fuente de financiamiento para programas y proyectos de desarrollo, de infraestructuras para mejorar la calidad de vida, pero en este momento no destinan recursos para el sector de los hidrocarburos. Poseen esquemas para programas con préstamos blandos, los cuales serán necesarios para aliviar la crisis humanitaria. Esta negociación llevará consigo implicaciones importantes, que seguramente llevará implícita una quita, reformas y reestructuración del tamaño del gobierno y estará sujeta a un monitoreo de su evolución y resultados.

Una condición a ser evaluada y considerada por el sector privado para invertir tiene que ver con el denominado “riesgo país”. Hay la posibilidad de que los intercambios de deuda por inversión sean una opción, la cual haría disminuir la carga del estado y a la vez serviría para incentivar la participación de terceros privados en el sector. También, la cobertura de riesgo se puede disminuir con el uso de acuerdos con los bancos de exportación, en especial de los países con empresas petroleras y de servicios, los cuales serán claves. La cobertura de riesgo país facilitará la inversión privada y hará competitivo el costo de buscar recursos en el sistema financiero internacional para invertir en Venezuela.

En específico, el caso de CITGO se vuelve medular pues la empresa hoy en día se encuentra a riesgo por las demandas de los acreedores producto de las expropiaciones y el incumplimiento de pagos de deuda de PDVSA. Actualmente, las órdenes ejecutivas a cargo del Departamento del Tesoro han evitado las acciones de cobro, y actualmente el gobierno temporal sigue acciones legales para protección de estos activos. Sin embargo, somos de la opinión que se hará necesaria una negociación, con el objetivo de acordar el cese de las acciones de cobro y que permita a Venezuela seguir manteniendo el control del activo, el cual será de gran importancia para la fase de emergencia, como para la colocación de crudos pesados venezolanos, que tienen en el mercado de la costa golfo su máxima valoración.

La tercera consideración, tiene que ver con el cambio de la responsabilidad política sobre el proceso de cambio y la capacidad para el manejo de sectores tan importantes como el de los hidrocarburos, el cual debe de nuevo ser manejado a través de un capital humano centrado en sus tareas, con una gerencia profesional, actuando desde lo público, pero conscientes que la vez también serán recursos para la participación del sector privado.

Una reflexión final.

Todo este esfuerzo que debemos hacer como país para cambiar, modificar, reformar el modelo de vida que nos merecemos los venezolanos e insertarnos adecuadamente en el siglo XXI, necesita mantener los principios y valores como su norte, reconocer el conocimiento, liderar con el ejemplo, premiar el trabajo honesto, mantener la meritocracia y dar un voto de confianza a los servidores públicos que demuestren cómo el interés general está por encima del particular y cumplan su función de crear bienestar para todos los ciudadanos. Durante este proceso de transición, el país estará muy atento a la actuación y los resultados de los responsables políticos y gestores del cambio, no hay espacio para equivocarse en un momento tan crítico para Venezuela y que, con la gracia de Dios, está por llegar para el bien de toda la nación.

@JFernandeznupa