MILOS ALCALAY

 

El 22 de Octubre ocurrió un terremoto político en Venezuela. María Corina Machado obtuvo el 93% de las preferencias de los 2,500.000 electores que acudieron a pronunciarse, dentro y fuera del país, para optar por un nuevo liderazgo político y seleccionar a la candidata Presidencial para las elecciones del 2024.

Se sabía de antemano que la aguerrida dirigente liberal triunfaría en estas primarias. Eso se veía en sus múltiples y valientes recorridos por el país. Pero lo que fue una sorpresa para todos fue la magnitud del respaldo popular. Nadie pudo vislumbrar de manera anticipada el masivo apoyo de las bases populares en favor del nuevo liderazgo opositor.

Los máximos representantes del régimen de Maduro entraron en pánico al constatar que se habían equivocado al apostar por la supuesta debilidad de la líder opositora, ya que con 12 candidatos opositores – algunos contando con el apoyo económico del Gobierno- no pudieron frenar el auge de María Corina ni arrinconarla con medidas de veto inconstitucional ni seguir manipulando la división opositora en aplicación de la máxima maquiavélica “divide et impera¨.

El nerviosismo oficial ante estos sorprendentes resultados apareció al día siguiente a través de una inusitada cacería de brujas de unaconsistente en una catarata de demandas injustificadas para tratar de borrar la realidad al judicializar a los miembros de la Comisión de Primarias por vía del Fiscal, de la Asamblea Nacional, del Tribunal Supremo de Justicia, del CNE, de la Contraloría, del PSUV, de algunos opositores alacranes, de la manipulación propagandística. El objetivo de borrar de la mente de los venezolanos una realidad incontrovertida, fue un esfuerzo inútil porque el hecho político quedo evidenciado el mismo día de la consulta interna.

Al no poder borrar el extraordinario triunfo de la aguerrida nueva líder opositora, entraron al juego peligroso de enarbolar la causa nacionalista del Esequibo, convocando un referéndum consultivo para el 3 de Diciembre con bombos y platillos, marchas, programas permanentes de radio y televisión, canciones dedicadas al Esequibo venezolano, uniformes con un nuevo mapa de Venezuela incorporando la zona en reclamación al territorio nacional y todo tipo de movilizaciones y manipulaciones.

Todos los venezolanos estamos convencidos de que el Esequibo nos pertenece y estamos dispuestos a defenderlo. Pero la campaña patriotera nos aleja de una solución realista que pueda dar respuesta al delicado problema territorial que enfrentamos desde el Siglo 19. Las medidas contradictorias y agresivas lejos de marcar un rumbo, nos colocan en un callejón sin salida como resultado de la forma irresponsable de la actuación de la Cancillería y del Alto Gobierno, por la superficialidad con la que se interpreta la evolución histórica con el intento evidente del régimen a endosarle los errores cometidos en relación al Esequibo, a una consulta.

Las torpezas, entreguismo, contradicciones e improvisaciones de la diplomacia chavista-Madurista en estos 25 años, buscó endosarle el desastre de su actualización a la decisión del pueblo en el Referendum, y por supuesto, a la Exxon, al Pentágono, al imperialismo, al colonialismo, a la corrupción del Gobierno de Guyana pero no tiene la valentía de asumir sus propios errores e improvisaciones diplomáticas que nos colocan ante el riesgo de poder perder nuestra histórica y justa reivindicación si no hay un cambio de rumbo.

No debieron de continuar la promoción de un clima patriotero y superficial basado en el eslogan cinco veces sí que no daba respuesta a la difícil situación en la que estamos. Fue clara y lúcida la posición de la Conferencia Episcopal Venezolana cuando en su Comunicado sobre el Esequibo del 22 de Noviembre pidió que todos los ciudadanos estuviesen bien informados sobre el significado y las consecuencias del referéndum, y que la elección no debía ser manipulado por intereses meramente políticos ni usado como medio de presión para los ciudadanos.

.Lo que debía haber hacer el oficialismo era, tal como acertadamente propuso Maria Corina Machado, eliminar el referéndum que no tenía sentido o cambiar el tono de la consulta para que permitiese dar pasos serios con el fin de adoptar una diplomacia de Estado, incorporando a los mejores especialistas del país que pudiesen argumentar la histórica posición de Venezuela en la elaboración de una contra-memoria sólida en Abril del 2024 ante la Corte Internacional en La Haya.

Las cinco preguntas del referéndum: Inútiles, Inoportunas o Peligrosas

Algunos juristas analizaron las preguntas que se presentaron el 3 de Diciembre y llegaron a conclusiones alarmantes, como que nos pueden perjudicar en la defensa de nuestros derechos soberanos. Por ejemplo, las preguntas 1 y 2 son Inútiles porque la Constitución determina los alcances de la Soberanía. Por ello, resulta contraproducente consultar un mandato Constitucional ya vigente.

En el caso de la grave afirmación de Maduro y de Jorge Rodriguez de que empresas petroleras están haciendo exploraciones petroleras en aguas venezolanas, la Armada está obligada ya -como lo ha hecho en el pasado- de intervenir en protección de la Soberanía Nacional, pues tal como señala acertadamente la actual líder opositora, ¨la soberanía se ejerce, no se consulta¨. En relación a las exploraciones en la zona en reclamación, existen mecanismos que se han aplicado en el pasado exitosamente, sin salirnos de lo pautado por el Derecho Internacional. Para eso tampoco hace falta ninguna consulta, sino el ejercicio de nuestra soberanía.

La tercera pregunta es inoportuna. En esta etapa no resulta posible desconocer el mandato de la Corte Internacional de Justicia, porque el juicio seguirá su curso, nos guste o no nos guste. El Tribunal Internacional ya está abocado a tratar el caso conforme a lo dispuesto en el Acuerdo de Ginebra, y ya ha habido la aceptación del Gobierno de Venezuela del juicio por haber participado en algunas instancias del proceso. De manera que la ausencia en presentar nuestros argumentos en Abril del 2024 en vez de beneficiarnos, nos perjudicaría porque los Jueces no dispondrían de nuestra argumentación de las razones juridicas por las que consideramos que el Laudo es Nulo e Irrito.

En relación a esa posición de desconocer a la Corte Internacional de Justicia, entramos nuevamente en contradicción, cuando la Vicepresidente Delcy Rodriguez viaja hace pocos días a La Haya para hacerse parte en la demanda introducida por Guyana sobre los alcances del referéndum, violando la propia disposición de la consulta que plantea el rechazo de la Corte Internacional de Justicia.

En este contexto, el Gobierno de Maduro al desconocer a la Corte Internacional, propone que se regrese al Acuerdo de Ginebra para aplicar las medidas de solución pacifica de la controversia a través de los mecanismos de diálogo entre las partes. La pregunta obvia es ¿como pretende el oficialismo que Guyana se retire de la Corte Internacional para dialogar cuando el uso y abuso de un tono agresivo, insultos y amenazas contra las autoridades de dicho país, hacen imposible que se retome la vía del diálogo y de la mutua confianza?

Fueron precisamente este tipo de insultos de una diplomacia de carritos chocones, que hoy se repiten, los que fueron aprovechados por la diplomacia de Georgetown ejercida por el Presidente Branger para dejar de lado los mecanismos de un diálogo, negociación o buenos oficios, ya que alegaron que era imposible en esas condiciones llegar a un acuerdo, y le solicitaron al Secretario General de la ONU Ban Ki-moon llevar el tema ante la Corte de Naciones Unidas, como mecanismo contemplado en el Acuerdo de Ginebra. Y ello se hizo después de intentar durante un año los mecanismos de buenos oficios conducidos por el Noruego Dag Halvor, sin obtener ningún resultado ¿Como pretende el Gobierno regresar al diálogo, a la negociación, a los acuerdos, sin construir previamente los mecanismos de confianza mutua para lograr una solución pacífica? Las preguntas del Referendum y especialmente las masivas manifestaciones en contra del Gobierno de Guyana no favorecen esa solución.

La pregunta 5 era la más complicada y peligrosa, ya que pone en riesgo la justa reivindicación venezolana sobre el Esequibo porque es percibida por algunos países como una amenaza de intervención venezolana en la Zona en Reclamación que hoy esta en posesión de la Republica Cooperativa de Guyana. Al haber sido aprobada la pregunta 5 en el Referendum, ¿que deberían hacer el Gobierno y los militares venezolanos al día siguiente para cumplir ese mandato de la Consulta? No hacer nada? Sería grave después de tantas manifestaciones promovidas por el Gobierno. O por el contrario, cumplir el mandato de la Consulta y ocupar el territorio reivindicado repitiendo los estilos guerreristas de la invasión de Rusia a Ucrania, o del Hamas a Israel? Eso sería más grave aún.

En el derecho internacional no solo se rechaza el uso de la fuerza, sino la amenaza del uso de la fuerza. Y precisamente esa dualidad del referéndum, es la que ha llevado a Guyana y a los países miembros de la CARICOM, o de los Estados Unidos, o de la Commonwealth, o de la OEA, o de la ONU e inclusive discretamente en Brasilia en la reunión de Ministros de Defensa y de Cancilleres realizada en Brasilia el 22 de Noviembre, de señalar de manera general el rechazo a que se ponga en peligro la paz de la región.

El modelo propuesto por el Presidente Maduro en su Encuentro con los Cadetes de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana con presencia del Alto Mando Militar realizada en el Poliedro de Caracas el 22 de Noviembre, no es muy auspicioso por su propuesta de seguir el ejemplo diplomático del Presidente Cipriano Castro de 1899, que tanto perjudicó los intereses de Venezuela, o su afirmación de que por primera vez se le retiraba a los internacionalistas y expertos la solución para que fuera el pueblo el que marcase el rumbo. Considero muy preocupantes estas afirmaciones ante los representantes del componente militar ya que muestran una estrategia de confrontación en vez de defensa diplomática, jurídica e internacional de nuestros derechos legítimos.

A pesar de que no es nada fácil argumentar la nulidad del Laudo Arbitral de Paris desde el punto de vista del Derecho Internacional, ese es el único camino que nos queda en estos momentos. Tenemos tiempo hasta Abril del 2024 de elaborar una posición jurídica solida para ser presentada en nuestra contra-memoria fijada en La Haya. Pero ello no es automático y no basta con afirmar que el Laudo es Irrito o que el Sol de Venezuela nace en el Esequibo. Tenemos múltiples argumentos jurídicos, pero para exponerlos deberemos asumir bien nuestra responsabilidad y proceder a convocar a nuestros mejores especialistas, dentro y fuera del país, y definir de manera transparente y abierta –como siempre ha sido- una diplomacia de Estado. No veo otro camino.