RAMON J. CASTRO PIMENTEL
LICENCIADO EN ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS (1969) Y CONTADURÍA PÚBLICA (1971). ESPECIALISTA EN LAS ÁREAS DE MERCADEO Y ASUNTOS PÚBLICOS. 35 AÑOS EN VARIADAS POSICIONES Y EMPRESAS DE LA INDUSTRIA PETROLERA VENEZOLANA. VICEPRESIDENTE DE DELTAVEN. JUBILADO EN 1999. CONSULTOR INDEPENDIENTE EN MARKETING Y PETRÓLEO. PROFESOR UNIVERSITARIO DE PREGRADO Y POSTGRADO.
La historia del Mercado Interno en Venezuela, ha tenido una serie de ciclos cuyo inicio fue la participación de las concesionarias petroleras en el mercado interno. Luego en 1964 se promulgó un decreto para elevar hasta el 33% la participación en el mercado por la CVP. Posteriormente, en 1973 se crea la ley que reserva al Estado la Explotación del Mercado Interno de los Productos derivados de Hidrocarburos en donde se transfiere totalmente la actividad a la CVP y fue considerada como un servicio de interés público. La ley fue un punto de inflexión, lo cual convirtió al mercado interno en un monopolio del Estado, incluyendo la fijación del precio de los combustibles. En esa década de los 70 del siglo pasado, todos estos cambios conllevaron a la Nacionalización Petrolera en 1976 con la creación de PDVSA y donde el mercado interno se retomó en cierta manera bajo un esquema de competencia por servicios de las tres filiales operadoras de PDVSA a lo cual se agrega una participación del sector privado en la gestión de las estaciones de servicio y del transporte de combustibles a las propias estaciones. De allí en adelante, la Industria Petrolera Nacional desarrolló modernos sistemas de suministro que permitieron incrementar la seguridad y confiabilidad del abastecimiento de productos refinados al mercado interno y suplir eficientemente estos productos a los principales centros de demanda que conformaban alrededor de 1400 estaciones de servicio bajo una red de atención al mercado, con la presencia de servicios de lavado y lubricación. Asimismo, de manera complementaria, se promovió el desarrollo de puntos de expendio de combustibles en las más remotas zonas del país, lo cual contribuyó a mejorar sensiblemente el desenvolvimiento de la actividad económica y social de las poblaciones y sus condiciones de vida en general.
Se debe destacar, que a partir de 1997 el mercado interno de los hidrocarburos, inicia un proceso de transformación y de apertura al capital privado nacional y extranjero, apareciendo nuevos actores, diferentes marcas de productos lubricantes, nuevas imágenes en las estaciones de servicio, tiendas de conveniencia y un mejor servicio al consumidor. La filial de PDVSA, DELTAVEN asume las tareas del mercado interno y se crea la marca PDV para competir con los nuevos actores del mercado. Sin embargo, este cambio en positivo duraría poco tiempo con la llegada de la nueva PDVSA. A partir de 2004, la desaparición de la participación privada nacional e internacional en el mercado interno de los hidrocarburos y su inmediata transformación en una empresa ideologizada, contrajo paulatinamente todos los aspectos relacionados con la seguridad de suministro y la calidad de servicio. La desaparición de los productos, el cambio en el concepto de tiendas de conveniencia y el control de precios congelo cualquier iniciativa en la dinámica de este sector.
Hoy vemos un negocio que, siendo mundialmente la cara de la empresa al consumidor, en nuestro país está totalmente disminuido, sin políticas comerciales sin asistencia al cliente, sin seguridad de suministro, con un profundo deterioro y obsolescencia de los equipos y con la necesidad de establecer un esquema, política de precios integral hacia el mercado interno. Este deterioro, toca también a las instalaciones conexas en la cadena de suministro, lo que requerirá de auditorías profesionales para determinar el nivel de daños en la infraestructura y los requerimientos de inversión en los sistemas de transporte, plantas de distribución y plantas de envasado de lubricantes.
La satisfacción de las necesidades básicas de la población es la obligación primordial de cualquier estado y ha sido claramente olvidada por la PDVSA actual al no suministrar oportunamente a la población, donde y cuando se necesitaren, los derivados de hidrocarburos tales como; gasolina, gasoil y gas licuado del petróleo (LPG), lubricantes, y otros productos contribuyendo con ello a un mayor deterioro del nivel de vida de la población venezolana, al no poder satisfacer sus necesidades de alimentación, transporte, seguridad de forma oportuna.
Es imperativo que el Estado Venezolano a través de la política petrolera en especial el Ministerio del área devuelva y asegure que la Industria Petrolera, vuelva a garantizar prioritariamente el suministro a su mercado interno de hidrocarburos y que el venezolano vuelva a ser el consumidor cuyas necesidades son satisfechas; donde, cuando, en las cantidades que necesite al precio justo y con niveles de información adecuados, por lo que debe desterrase el concepto de USUARIO que se ha impuesto en sustitución del consumidor.
Esta realidad a la que nos enfrentaremos solo podrá ser superada propiciando la máxima participación del sector privado nacional y extranjero, ya que el estado tendrá recursos financieros limitados, y debe tener como prioridad la atención a sectores primarios de la población en cuestiones como salud, seguridad, educación, entre otros. Por lo tanto, será perentorio ampliar de nuevo la participación de nuevos actores, dentro de un nuevo marco legal que estimule, promueva y brinde la seguridad a los cambios por venir.
La atención del corto plazo mientras se implementan los cambios citados anteriormente, tiene que considerar como prioritarios la estabilidad y continuidad del suministro de combustible al transporte público y privado, así como del LPG en bombonas desde el inicio. Esta situación obligará a la importación de componentes y productos terminados hasta tanto el sistema de refinación nacional sea capaz de suministrar en forma segura y confiable los hidrocarburos requeridos por el mercado interno.
En lo referente a los precios producto de una política coherente y de mercado se moverán hasta alcanzar valores competitivos que hagan rentable toda la cadena de valor del negocio, eviten el contrabando de extracción y estimulen la inversión privada, obteniendo su positivo efecto multiplicador en la economía.
Una vez superada la emergencia existente, abordaremos el futuro con decisión y optimismo, para volver a garantizar permanentemente la satisfacción de las necesidades básicas de nuestra población en materia de hidrocarburos, con un manejo óptimo de políticas de estímulo desde el estado y para ello como mencionamos antes, la participación del sector privado y la seguridad jurídica serán imprescindibles.
Por otro lado, la apertura del Mercado Interno venezolano es un proceso que se hace necesario por razones de vulnerabilidad económica y estratégica del Estado. Con la apertura se busca disminuir esa vulnerabilidad, minimizar el monto de las inversiones que el Estado tendría que continuar realizando en este mercado. En consecuencia el rol del Estado se expande a transferir y promover la responsabilidad en el sector privado vía la competencia entre las empresas participantes y beneficiar al consumidor con mayores opciones de productos, mejoras en la calidad de servicios y de reducción de costos. El desarrollo de la actividad y su crecimiento requerirá de instalaciones seguras y de nuevas tecnologías, adaptación e incluir el abanico de servicios y oferta de energía que las nuevas formas de hacer negocio traerán al mercado.
En esta nueva etapa, la seguridad de las instalaciones y su modernización son requisitos indispensables, y de nuevo se abren las puertas al sector privado nacional y extranjero, para actuar como propietarios y operadores de plantas de distribución y sistemas de transporte, con lo que de darse este paso adquirirán también la obligación de prestar el servicio en forma continua, transparente y de conformidad con la normas legales, reglamentarias y técnicas de eficiencia, calidad y seguridad, con un esquema tarifario abierto y competitivo, sin monopolios.
La apertura también generará nuevas oportunidades de empleo, creadas por la necesaria actividad de construcción de nuevas facilidades, la ampliación o mejora de las existentes y por el incremento de la actividad que generará la competencia.
Después de muchos años de presencia del monopolio estatal responsable por toda la actividad del Mercado Interno, con estricta intervención del Estado en la elaboración de las normas y en el otorgamiento de permisos, así como en la fijación de precios y fletes, la experiencia vivida en otros países indica que para promover y lograr la participación privada, particularmente la inversión extranjera en el Mercado Interno, es necesario que se cumplan ciertas condiciones que den suficiente confianza a los inversionistas, entre las cuales están las siguientes:
– Eliminación del actual monopolio estatal y ofrecer igualdad de condiciones para todos los actores que deseen participar en el mercado.
– Reglas de juego claras y definidas en el tiempo, mediante el establecimiento de un marco legal que ofrezca plena seguridad jurídica a los inversionistas.
– Atractivo económico del negocio permitiendo que los precios, márgenes y fletes se auto regulen mediante la actuación de las fuerzas del mercado.
– Señales claras por parte como parte de la política del Estado, de su firme intención de abrir el mercado a la libre concurrencia y competencia de los particulares, para generar la necesaria confianza en los posibles inversionistas
Debemos acotar, que con el régimen de reserva al Estado del mercado interno, Petróleos de Venezuela y el Estado han acumulado pérdidas de ingreso en magnitudes importantes. El mecanismo responsable para que esto haya ocurrido, ha sido el subsidio a través de los bajos precios de los derivados de hidrocarburos, a otros sectores de la economía. Esto además de generar un beneficio para los segmentos de población de mayor poder adquisitivo, propició el contrabando de extracción a países vecinos y el consumo irracional de hidrocarburos. La conclusión de ello, es que el esquema de precios y márgenes controlados, ha hecho poco atractivo para el propio Estado, el negocio de expendio de combustibles automotores y la comercialización del GLP, lo que ha causado una significativa reducción del número de estaciones de servicio requeridas para el desenvolvimiento actual del país y el deterioro progresivo de las que aún están en operación, así como la desactualización tecnológica con la salida de las empresas privadas de la comercialización.
El objetivo político será enfrentar esta realidad existente, abrir la participación y los mecanismos de competencia, al sector privado nacional y extranjero, liberando los recursos que hoy se emplean en el mercado interno y con ellos apuntalar el desarrollo y bienestar de la población. Este logro puede ser alcanzado a partir de la premisa de garantizar la plena satisfacción de la demanda nacional de dichos productos, en términos de máxima eficiencia y con salvaguarda del interés colectivo. Un logro tan esencial y exigente, sólo puede ser alcanzado mediante el estímulo a la inversión y al quehacer de actores que asuman el riesgo de competir de manera leal, con base en su eficiencia.
El desafío del futuro a corto plazo será crear un mercado diferente, estimulando precios competitivos, sirviendo a una gran variedad de clientes que irán desde el parque automotor de gasolina, diésel y GNV hasta un futuro parque automotor eléctrico. Las tiendas de conveniencia serán un impulsor de otras actividades comerciales útiles a los clientes, existiendo también los tradicionales clientes de aviación privada, comercial, nacional e internacional, la venta de bunker marino y lubricantes especiales, el suministro de asfalto y otros productos que el mercado requiera.
La seguridad de suministro y el avance de los precios motorizarán la eficiencia y rentabilidad de un mercado robusto, operado por firmas nacionales e internacionales, dando una amplia satisfacción al consumidor final.