HUMBERTO CALDERÓN BERTI

 

A comienzos del año 1979 el Presidente Luis Herrera Campins me designó como Ministro de Energía y Minas.

A partir de ese año establecimos, por vez primera y durante cinco años, el mecanismo de la formulación de los lineamientos de Política Petrolera a la Industria Petrolera Nacional.

Los primeros de esos lineamientos fueron formulados el 4 de julio de 1979, y deberían ser recogidos en los presupuestos de operaciones y de inversiones de Petróleos de Venezuela (PDVSA) para 1980.

Esos lineamientos de políticas comprendían los aspectos centrales de todos los segmentos de la industria, tales como: Exploración, Faja Petrolífera del Orinoco, Explotación, Refinación, Eficiencia Energética, Racionalización Operacional, Mercado Interno, Tecnología, Comercio Exterior y Petroquímica.

En esos tiempos ya se observaba que la proporción de crudos pesados y extra-pesados iría en aumento. Ello se haría más evidente en los siguientes años, cuando producto de otro lineamiento de política, se adelantarían los programas de exploración y producción en la Faja Petrolífera del Orinoco.

Esos programas se desarrollaron, con intensidad, durante cinco años. Se levantaron miles de kilómetros de líneas sísmicas y se perforaron casi mil pozos exploratorios, con un porcentaje de éxito del 98%.

Fue a partir de esos programas que se pudo determinar, en años posteriores, una vez evaluada la información recogida, que estábamos en presencia de una de las acumulaciones petrolíferas más importantes del mundo.

En vista de esta realidad, determinamos que una de las prioridades fundamentales de nuestro comercio Internacional de los hidrocarburos debía orientarse hacia la búsqueda de mercados estables para nuestros crudos pesados y extra-pesados. Fue así como en los lineamientos para el año 1980, en lo relacionado al comercio exterior le señalamos a PDVSA lo siguiente: “Desarrollar una estrategia de comercialización de crudos pesados que permita la colocación de este tipo de crudo en forma favorable en el mercado internacional».

Desde el año 1980 se inició la búsqueda de oportunidades para llevar adelante la política de internacionalización. Inicialmente, adelantamos conversaciones con la empresa francesa Elf Aquitaine. La idea era adelantar la construcción, de forma societaria, de una refinería para crudos pesados con una capacidad entre 35-50 mil barriles por día. Cuando ocurrió el cambio de gobierno en Francia, se estableció una política de control de precios en ese mercado, lo cual hizo que la iniciativa no fuese rentable.

VEBA OEL

PDVSA continuó explorando posibilidades de negocio y surgió así la oportunidad de la VEBA OEL. El mercado alemán era el más importante de Europa, con un consumo diario de 465 mil barriles por día. Desde el año 1978 veníamos colaborando, a través del INTEVEP conjuntamente con el gobierno de la República Federal Alemana, en proyectos de investigación vinculados a la producción, manejo y procesamiento de crudos pesados. Esa cooperación fue muy satisfactoria. Nos permitió establecer conversaciones orientadas a la búsqueda de acuerdos dirigidos a la colocación de crudos pesados y extra-pesados a largo plazo por parte de Petróleos de Venezuela. La VEBA OEL ofreció a PDVSA el 45% de su refinería de Gelsenkirchen con una capacidad de procesamiento de 200 mil barriles de petróleo por día. Se contrataron los servicios de una empresa especializada para que realizara una auditoría técnica y contable para determinar la situación operacional y financiera de la empresa. Todo ello con el objeto de determinar el valor económico de la empresa.

El valor de los activos sujetos a la negociación era 786 millones de marcos alemanes, equivalentes a 321 millones de dólares. PDVSA aportó 160 millones de dólares por el 50% del complejo que, como señalamos, tenía una capacidad de 200 mil barriles por día.

La negociación fue aprobada por el Directorio de PDVSA el 2 de diciembre de 1982, sujeta a la obtención de las aprobaciones respectivas por el poder ejecutivo y otras autoridades competentes del país. No hubo ninguna opinión en contrario, ni ningún otro salvado en la máxima instancia de dirección de PDVSA. Como era de esperarse, se inició un intenso debate público sobre el tema.

Por nuestra parte, adelantamos las consultas necesarias a nivel de la Consultoría Jurídica del Ministerio de Energía y Minas, que en su dictamen dijo: “el Convenio que pretende celebrar Petróleo de Venezuela ,a nuestro entender, no vulnera las previsiones legales en materia de la reserva estatal instaurada, sino al contrario, contribuirá a fortalecer las metas y objetivos que en materia del fomento del comercio exterior, tiene determinado el legislador”.

Otra consulta se hizo a nivel de la Procuraduría General de la República, la cual determinó que la operación se podía realizar con la sola aprobación de la Asamblea de Accionistas de PDVSA.

Hubo un intenso debate público. Sectores de la extrema izquierda se opusieron y otro tanto hicieron algunos parlamentarios de Acción Democrática. Dos diputados de este último partido desempeñaron, posteriormente, la cartera de Energía y Minas y, por ironía de la vida, continuaron la ejecución de la política de Internacionalización.

Con el visto bueno de la Consultoría Jurídica del Ministerio de Energía, así como la Dirección Legal de PDVSA y de la Procuraduría General de la República, procedimos a convocar la Asamblea de Accionistas de PDVSA, la cual yo presidía.

Dentro de las recomendaciones de la Procuraduría de la República, se señaló lo siguiente:

  1. “De acuerdo a su Acta Constitutiva y Estatutos Sociales, no hay ningún obstáculo para que Petróleos de Venezuela SA, por sí misma, o a través de sus filiales, pueda realizar la compra proyectada de las acciones”.
  2. “Sin embargo, esta operación debe ser aprobada por la Asamblea de Accionistas de Petróleos de Venezuela, S.A., máximo organismo de dirección de la empresa”.
  3. “Siendo el objetivo social de la empresa a la cual pretender asociarse Petróleos de Venezuela, la refinación de crudo y productos derivados de hidrocarburos fuera del territorio nacional sería necesario determinar si estas actividades se encuentran reservadas al Estado en materia de hidrocarburos y por consiguiente contenidos en el artículo 5 de la Ley que Reserva al Estado la Industria y el Convenio de los Hidrocarburos”.
  4. “Al efecto sostenemos que una interpretación lógica de los artículos 1, 2 , 3 , 4, y 5 de dicha ley orgánica nos permite afirmar que el ámbito espacial para el ejercicio de las actividades reservadas tiene que ser el territorio nacional. Una interpretación contraria nos llevaría a conclusiones absurdas e inadmisibles”.

No había duda que, como la operación se iba a realizar en el exterior, la Ley que Reserva al Estado la Industria y el Comercio de los Hidrocarburos no aplicaba.

Todas las anteriores consideraciones las expresé en la Cámara de Diputados el 18 de mayo de 1983.

También señalé lo siguiente: “Consideramos que es un contrato conveniente a los intereses del país, particularmente en un mundo energético y petrolero caracterizado por la incertidumbre y la debilidad de los mercados. Estoy absolutamente convencido que cualquiera que sea la administración de Venezuela, a partir de 1984, tendrá, necesariamente, que continuar trajinando esos caminos. Negociaciones de esta naturaleza son las que le dan garantía y estabilidad a las exportaciones petroleras venezolanas”.

Para finalizar la intervención en la Cámara de Diputados señalamos: “cuando estamos hablando del interés del país, del interés nacional, no podemos pensar en términos de hoy para mañana. Estamos hablando de la Venezuela del año 2000, y de la Venezuela del próximo siglo, cuando el país no estará en condiciones sino de producir una proporción muy elevada de crudos pesados y extrapesados. Esos mercados no se van a desarrollar en dos o tres años. No están disponibles ahora, ni lo estarán en dos o tres años. Es necesario con esfuerzo sostenido en el tiempo, que haya continuidad en esa política y que se produzcan entendimientos en esta materia. El país gira en torno al petróleo. El país del presente y del futuro. Durante muchos años más se va a girar en torno al petróleo. De manera tal que, si algún llamado puedo hacerles, es que tratemos de ponernos de acuerdo en materia tan fundamental como la petrolera”.

A pesar de los escarceos políticos, el negocio con la VEBA OEL se concretó. La VEBA OEL aspiraba utilizar como base de la negociación un precio de 1322 millones de marcos alemanes para un complejo de dos refinerías, un complejo petroquímico. El cambio era de 2.45 marcos por dólar. Sin embargo, el valor de la negociación, incluyendo un hidrocracker fue de 1072 millones de marcos.

En la empresa Ruhr Oel, PDVSA quedó con una participación del 50%. El negocio se mantuvo durante muchos años. Estuvimos haciendo un intercambio de crudo venezolano con crudo Ural de la antigua Unión Soviética. Este país nos entregaba su crudo en Ruhr Oel y PDVSA entregaba un volumen equivalente a Cuba. En la triangulación había un ahorro sustancial en flete. Ahorro que se compartió entre los dos países.

A partir de 1984 la nueva administración encabezada por el partido Acción Democrática, a pesar de la obstinada oposición al negocio con la VEBA OEL, continuó con la política de Internacionalización.

Se llegó a adquirir participación total o parcial, en ocho refinerías en los Estados Unidos. Ellas fueron: Corpus Christi (100%), Chalmette (50%), Lake Charles (100%), Paulsboro (100%) Kemont (100%), Sevenny (100%), Savannah (100%) y Lyondell (42%), todas ellas en los Estados Unidos.

PDVSA llegó a tener terminales, centros de almacenamiento y distribución, así como también oleoductos que atravesaban el país de norte a sur y 15.750 estaciones de servicio abanderadas con CITGO.

CITGO
Se llegó a manejar el 10% del mercado de gasolina en los Estados Unidos y Venezuela llegó a ser el principal abastecedor externo de crudos y productos al mercado americano.

En Europa, en asociación con Ruhr Oel y con Nynas de Suecia, Venezuela llegó a tener ocho refinerías: cuatro en Alemania, dos en Suecia y Bélgica, y dos en el Reino Unido.

En Saint Croix, en asociación con Amerada, éramos dueños de una refinería en un mercado premium: el Caribe, al cual se destinaba el 21% de nuestra producción petrolera.

También mantuvimos, por muchos años, arrendada la refinería de Curazao.

En total, PDVSA llegó a tener en el exterior una capacidad de refinación de 1.350.000 barriles por día, frente a 1.200.000 barriles por día en el territorio nacional.

El actual régimen venezolano, vendió todas las refinerías que poseíamos en Europa, quedando actualmente tres en los Estados Unidos, propiedad de CITGO. Con una capacidad de refinación de 800.000 barriles por día.

Lamentablemente perdimos una extraordinaria implantación en los mercados internacionales de Europa y los Estados Unidos.

El dinero proveniente de las ventas de esos activos, no se convirtieron en ningún beneficio tangible para la población en temas de interés prioritario para los venezolanos, tales como salud, educación y servicios públicos.

Peor aún, CITGO o lo que quedó de ella, tiene una situación comprometida. El régimen venezolano ha dado como garantía de papeles emitidos parte de las acciones de CITGO. Además, a raíz de la política de estatizaciones que el régimen ha adelantado, como es el caso de las empresas CRISTALEX y CONOCO PHILLIPS, sin haber pagado las debidas indemnizaciones, dichas empresas han demandado a Venezuela en los tribunales americanos, dando así inicio a una serie de juicios, que a pesar de la protección que el gobierno americano le ha dado a los activos de nuestro país en su territorio, los mismos han producido sentencias que dejan a CITGO en una situación de vulnerabilidad.

Los responsables de PDVSA Ad-Hoc, y de CITGO han diligenciado una serie de iniciativas de tipo legal con el objeto de proteger los activos. Aun así, es necesario buscar una salida a tan espinoso asunto. Lo deseable y recomendable es buscar una salida negociada y evitar así, la vía judicial. No es algo sencillo. Reconocemos los esfuerzos que hacen en PDVSA AD-Hoc y en CITGO, pero además de ello sería saludable integrar un equipo de expertos negociadores nacionales y extranjeros, que puedan darnos un apoyo importante en la búsqueda de una solución a tan espinoso problema.-