En su condición de diplomático de carrera Milos Alcalay ha sido embajador de Venezuela en Rumania, Israel, y Brasil, Viceministro de Relaciones Exteriores y representante permanente de Venezuela ante las Naciones Unidas. Es un excelente analista internacional que, gracias a sus raíces familiares en la Serbia balcánica, es buen conocedor de la historia y evolución de los conflictos en esa zona del mundo.

Con él conversa Macky Arenas para Encuentro Humanista sobre  la invasión de Rusia a Ucrania, buscando respuestas a las preguntas que todos nos hacemos.

 

El BASTA YA DE UCRANIA  

En el planeta existen hoy al menos 30 conflictos andando, a cual más cruento,  y nunca hemos visto al mundo más alineado. ¿Cuál es el meollo geopolítico de esta guerra?

Comprender eso es básico. En su megalomanía, Putin había visualizado que  todos los antiguos satélites de la Unión Soviética estaban inclinándose hacia el lado de la Unión Europea. Uno podría preguntarse por qué países como Polonia, Eslovenia, Croacia, Bulgaria, al liberarse de la dominación soviética siguieron esa ruta. La respuesta es que el Estado de derecho, la libertad, las posibilidades de mejor calidad de vida para sus habitantes, con todas las dificultades, lo encontraban en Bruselas y no en Moscú. Si el modelo ruso hubiera garantizado mejores condiciones de vida para sus ciudadanos eslavos, habría una organización paneslava. La casa común europea  que ya había visto  como necesaria Gorbachov no fue aceptada ni por Occidente ni por los antiguos soviéticos. Ello los habría proyectado hacia el desarrollo y contrariamente, poco a poco y por efecto de la megalomanía de Putin, se empeñaron en impedir que el entorno geopolítico más cercano se fuera hacia la Unión Europea, que era la tendencia. De allí que Putin, cada vez más, atacaba a los países euroasiáticos. Destruyó a Chechenia, invadió a Georgia, arrebató a Crimea; en otros lugares como Azerbaiyán y Bielorrusia se dedicó a aplastar a la oposición con el ejército ruso.

_ ¿No hubo reacciones?

Si, pero muy tímidas. El 24 de febrero comenzó a hacer lo mismo en Ucrania pero allí se le pararon y dijeron “¡Basta ya!”. Era una situación inadmisible.  Allí querían ir estableciendo las bases de un Estado libre, democrático y soberano a fin de ir acercándose a la UE como lo hicieron los demás. El error de interpretación de Putin es que el uso de fuerza tendría un efecto libertador, de rescate de todas las tradiciones religiosas e históricas de Rusia. Y resulta que los ucranianos -primera gran sorpresa- no se identificaron con el libertador. Ucrania es Ucrania.

_ A pesar de las dotes de estratega que se adjudican a Putin, podríamos decir que ha logrado todo lo contrario a lo que pretendía, no sólo militarmente, sino también geopolíticamente. ¿No saldrá fortalecida más bien la influencia de los Estados Unidos en Europa y sus vecinos?

_  Sin duda alguna. Una alianza EEUU-Europa que desde la época de Trump se había resquebrajado, acentuándose la tendencia en Europa de rechazar la influencia norteamericana; con la guerra en Ucrania se ha vuelto a  unificar en una estrategia común. Se reúnen con la vicepresidenta, viaja el Secretario de Estado y el mismo Biden en un entorno de alianzas.  Pero el gran desastre de Putin es que, ni siquiera en la época de Stalin –el genocida, el hombre de acero, el inclemente- se vio semejante descalabro. Stalin, luego de la II Guerra Mundial, participó en la armazón de un orden internacional geopolítico donde el derecho internacional, público y privado, tenía vigencia. No acabaron las guerras, pero sí aceptaron que las superpotencias actuaran bajo el derecho internacional. En Yalta establecen un mecanismo  por el cual no sólo prohíben el uso de la fuerza directa, sino también la amenaza de su uso por parte de todos ellos, además de un marco jurídico para evitar los crímenes de guerra. Putin le dio la espalda a lo que el mismo Stalin había contribuido a construir. La Unión Soviética mantenía cierta presencia en países de Asia y el Tercer Mundo que se enfrentaban a Estados Unidos, al colonialismo y al capitalismo. Era como una “clientela” para la Unión Soviética y así se mantenía un orden que todos, de alguna manera, reconocían.

 

LAS MINORIAS COMO EXCUSA

_  Pero a Putin se le compara con Hitler…

Por su metodología lo recuerda. Putin ha desempolvado aquellos argumentos de Hitler con  los Sudetes, fue un grave error de Chamberlain concederle esos territorios por encontrarse allí minorías alemanas, pues de allí saltó a Checoeslovaquia, y de allí a Polonia, luego al Benelux, luego al norte de Francia.  Eso es lo que Putin quiere ahora con las minorías rusas. Ese aislamiento aplicado hoy a Putin, jamás lo vivió la Unión Soviética.

_ En contraste, el presidente de Ucrania, a través de la tecnología de comunicaciones con la que hoy se cuenta, ha tenido una presencia extraordinaria…

_ ¡Impresionante! En los parlamentos, en cumbres, en la OTAN, en el G7, en el Consejo de Europa, apoyado por los gobiernos y partidos de oposición. Ello ha hecho que cada vez más Rusia se encuentre  desprovista incluso del apoyo de países que siempre le fueron afectos como Cuba y Nicaragua, que ahora intentan no apoyar abiertamente la intervención militar. Y es que en el marco del derecho internacional es muy difícil aceptar una intervención militar porque hay unas minorías rusas en tal o cual sector o porque la religión rusa comenzó en Kiev. Me refiero a que no tiene sustentación alguna semejante acción bélica en el siglo XXI.

_ ¿Podría Rusia convertirse en un estado fallido y Occidente eliminar sus sanciones económicas?

_ Sé que no se pueden evitar las sanciones económicas pero ellas, y lo hemos visto en Venezuela, no son suficientes. Cuando eres un estadista con mentalidad de beneficiar a tus ciudadanos, se toman ciertas decisiones para preservar el bienestar del  pueblo, para que no sufra hambre y otras calamidades. Eso lo piensan los demócratas,  pero un personaje totalitario y desequilibrado prefiere comprar misiles en vez de pan. El líder totalitario financiará armamento, tropas, mercenarios. Ello explica las hambrunas que ha padecido ese pueblo por las sanciones económicas del mundo occidental a la revolución bolchevique. A Lenin y Stalin les importaba poco eso, a pesar de que murieron millones de rusos. Para Putin es importante aplastar a Ucrania, no el empobrecimiento de su gente.

_  Pareciera que la capacidad económica de Rusia se contrae por días…

_  Eso es grave. Siempre hay mecanismos  criminales para sortear esa condición. Comerciarán con el oro. Y siempre habrá responsables de economías en los países occidentales interesados en hacer negocios. En dos palabras: por supuesto que las sanciones lo aislarán pero no son suficientes.

 

UN “POR AHORA”

_  ¿Con la anunciada decisión de Rusia de cambiar sus objetivos en Ucrania y concentrarse en el Donbass, ha cambiado el panorama o es el “por ahora” de Chávez?

_ Rusia debía salir de Ucrania y negociar un cese al fuego, apoyándose en las concesiones que asoma Zelensky, como ceder sus pretensiones de entrar a la OTAN entre otras ofertas.  Obviamente se parece al “por ahora” pues ya Rusia mintió en otras ocasiones. Recordemos que mientras concentraba sus tropas y tanques en la frontera rusa y bielorrusa aseguraba que no tenía intención de invadir a Ucrania sino que irían directamente al Donbass a proteger a los rusos que allí estaban. Pero el 24 de febrero entró bombardeando a 30 ciudades ucranianas y atacando objetivos civiles. No se salvaron ni niños ni mujeres ni ancianos. Mintió igualmente con el corredor que ofreció para que los ucranianos salieran hacia Polonia, Rumania y Moldavia: lo que permitió fue un paso hacia Rusia, cuando esos 3 millones de ucranianos precisamente escapaban de los rusos. Fue un cinismo increíble.

_ La guerra relámpago no se dio ¿fracasó Putin?

_ Ha sido un fracaso terrible. Para sauver le visage -salvar su cara- ante la derrota dice haber logrado el objetivo y anuncia, no un retiro, sino una concentración en el Este. La Verdad no es el norte de Putin. Su enemigo es Zelensky, no hay que olvidarlo.

 

TERCERA GUERRA MUNDIAL

_  Zelensky pide más valor a Occidente. ¿Está la fuerza de Putin en la debilidad de Occidente o más bien habrá Putin provocado el despertar de Occidente?

De este lado del mundo se han dado cuenta de la necesidad de configurar alianzas, no solamente en cumbres para unificar estrategias y agendas, sino también para buscar soluciones económicas pues saben que el mundo sufrirá también los terribles coletazos de esas sanciones. No se puede importar el trigo, ni el gas, lo que significa incrementos importantes en el precio del pan, por ejemplo. Las bolsas de valores, hoy tan interdependientes, están reflejando todo eso. Esto no sucedía con la revolución bolchevique pues tomaba mucho tiempo el que los acontecimientos influyeran en la economía mundial. Hoy, el mismo día, caen las bolsas en todas partes.

_ ¿Estamos asistiendo a una tercera guerra  mundial?

_ Los efectos de una tercera guerra  mundial ya están presentes. No se trata sólo de la destrucción de Rusia, sino de todos. Estamos retrocediendo a épocas anteriores donde el derecho a la guerra existía. Con la Carta de Naciones Unidas, suscrita por Stalin, el derecho a la guerra no existe, tampoco el uso de la fuerza ni amenazar con ella. Cuando las grandes potencias se toman el derecho de aplastar a las naciones regresamos a un neocolonialismo político, cultural y económico que ya se había proscrito desde los tiempos de San Francisco cuando se crean las Naciones Unidas al grito de “¡Nunca más!”. Hoy sólo quedó el “¡Más!

 

_  ¿Cómo se enfrenta eso geopolíticamente?

_  No sólo debe hacerlo el mundo occidental. Hay que buscar mecanismos para integrar a China en lugar de enfrentarla. Allí hay quienes creen que la alianza debe ser con Rusia y otros que deben mantener sus relaciones con Eurasia, con África, con América Latina. De hecho, hasta ahora, no han apoyado la intervención militar rusa. No conviene tener varios frentes de pugna abiertos.

 

_  Por lo visto, el gran aporte de China es mantenerse neutral, vigilante. ¿Cómo le irá en la “fiesta”?

_  Muy cierto, pero esa postura no será eterna. Pueden pasar muchas cosas. No se le puede exigir que entre en la misma dinámica que Europa pero hay posibilidades y capacidades. También con el resto del mundo.

 

POSTURAS QUE LLAMAN LA ATENCION

_   Siendo el petróleo y el gas punto focales de esta crisis, el mundo árabe  tampoco se manifiesta…

_  Están viendo que el conflicto no está en el Medio Oriente sino en la relación de los súper grandes de Europa, EEUU y Rusia. No lo dicen pero se están beneficiando de los precios. Mientras la guerra ocurre en el norte  los precios suben de una manera escandalosa lo que significa mayores posibilidades de ingresos  y  desarrollo para esos países. Viven el boom que han disfrutado en otras ocasiones, los precios los favorecen, así que se cuidarán de tomar acciones hacia uno u otro lado.

 

_ Y Cuba, silente y «prudente», ¿qué busca?

_  Los cubanos han ido formando una serie de analistas diplomáticos, muy perversos pero muy avezados. Aprovechan para su beneficio los vaivenes de la política y lo han hecho con “profesionalismo” en beneficio de sus intereses. Muy distinto a la “diplomacia” madurista de Venezuela, caracterizada por su incapacidad de mantener una sola línea. La incondicionalidad del régimen de Maduro con Rusia es algo insólito. No votó por falta de pago en la ONU, con lo cual no se manifestó ni a favor ni en contra, sino todo lo contrario. De allí las idas y venidas.

 

_ En este momento no se enfrentan, como antes, ideologías con pretensiones universales. ¿Se puede hablar de otra “guerra fría” como dicen algunos?

Los actores son distintos. Durante la Guerra Fría, el enfrentamiento era diferente. Las potencias apoyaban a países en conflicto pero no eran ellas directamente las involucradas. En este momento sí lo están.  Rusia rompió lo que había construido en 1945 y en ese marco de acciones la guerra es más bien caliente, donde los grandes protagonistas están chocando entre sí, arrastrando a los demás, pero chocando ellos.

 

EL PELIGRO NUCLEAR

_  El politólogo Mark Leonard, británico que dirige el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores – laboratorio de ideas dedicado al análisis geopolítico- opina que el mensaje subliminal de esta guerra es que “si no tienes armas nucleares serás atacado”. ¿Puede esto desatar una carrera armamentista a ese nivel?

_  Es  sumamente peligroso. Hasta ahora,  el equilibrio era disuasivo, se trataba de evitar escalar a niveles de amenaza del uso de la fuerza nuclear. En este conflicto, por primera vez, hay riesgo serio si esas amenazan se concretan. No sólo un botón será apretado. ¿Vamos a la destrucción de la humanidad?

 

 Para Putin parece que un intercambio nuclear  es militarmente viable y no se observan mecanismos que faciliten el manejo de las tensiones…

Cuando tienes estadistas con una visión civilizada de mantener el orden mundial y no aplastar a los demás, la disuasión se da de lado y lado. Pero cuando tienes a un hombre con una megalomanía la cosa es distinta. ¿Crees que si Hitler, en sus últimos momentos, hubiera tenido a su alcance la opción nuclear  habría apretado el botón para destruir a Occidente?

Cualquiera diría que sí…

_  Exacto. No lo sabemos, pero su megalomanía da para pensarlo. El sólo hecho de amenazar con la fuerza nuclear aterroriza, ¡ya lo creo que sí!

 

SIN CONTRAPESOS

_ El mando en Rusia es autocrático. Antes tenías un Comité Central del Partido Comunista. Hoy Putin no tiene contrapesos. ¿Eso no complica las cosas?

Hay sectores que se han levantado en contra de esta locura de guerra pero siendo un sistema totalitario, con las leyes que han aprobado para declararlos como enemigos de la patria, las detenciones de miles de ciudadanos  rusos que han salido a las calles a protestar, el terror que todo eso genera, nos lleva a pensar que las posibilidades de frenarlo son muy pocas.

 

_  Se comenta insistentemente sobre la  “desaparición” de importantes hombres de Putin. ¿Reviven las purgas de Stalin?

_  Un esquema muy parecido. Se exige incondicionalidad. Incluso si eres indiferente eres enemigo.

 

_  ¿Cómo se imagina que saldrá Putin del escenario? ¿O no saldrá?

_  Difícil preverlo. Pero  veamos la historia, llena de hombres que se creían eternos. Hitler, Mussolini, Sadam Husein, Ceaucescu, Kadaffi.  Traicionados y ejecutados por su propia gente muchos de ellos. Si es inteligente, puede tomar la alternativa de Idi Amin Dada, un hombre cruel como pocos, al que escogieron un país para su exilio y murió para la opinión pública, pero siguió viviendo tranquilamente hasta su muerte de viejo en Arabia Saudita. Otro terrible dictador, Stroessner, falleció caminando a orillas de un lago en Brasilia. Pero nunca más abrió la boca.  Baby Doc terminó sus días en un pueblito de Francia, sin problemas. Es un segundo escenario. Pero una persona como Putin es muy difícil. ¿A dónde iría?  ¿Dejaría el poder? ¿Aceptaría el silencio?. No lo veo.

 

EL PAPEL DE LA IGLESIA CATÓLICA

 _ ¿Tiene El Vaticano una opción válida para mediar en este conflicto?

_ Pienso que la misión de la Iglesia Católica y del Papa son fundamentales en términos de llevar el mensaje de fe y esperanza. El testimonio de los sacerdotes en Ucrania es memorable. La presencia física y espiritual de todos estos movimientos católicos europeos, gente que toma un bus lleno de insumos y se va a la frontera a ayudar refugiados. Como protagonista fundamental de la negociación lo veo más difícil. Para mí, la fuerza de la Iglesia está en un llamado  ecuménico. Recuerda que hay un cisma en la Iglesia Ortodoxa. Rupturas importantes, aun dentro de la misma Ucrania, que tiene una Iglesia Autocéfala pero algunos se mantienen fieles al Patriarcado de Moscú, aunque con esta guerra se han unido a la primera.  El Vaticano puede jugar un papel importante pero desde el punto de vista ecuménico.  Veo más bien a Israel como factor  de peso para una negociación.

 

EL AGGIORNAMENTO

_  ¿Cree que estamos asistiendo a un crepúsculo de los dictadores y que las democracias liberales saldrán fortalecidas?

Es una pregunta sumamente interesante. En buena medida se ha interpretado esto como la lucha de la democracia frente al totalitarismo. Pero hay algunos matices importantes. Países autoritarios han votado a favor de los EEUU, de la Unión Europea  y a favor de  Ucrania. Turquía ha jugado un rol fundamental pero también los países africanos y el voto de los latinoamericanos, con excepción de Venezuela. Para todos ellos el tema no es la democracia sino el rechazo a la imposición y la expansión totalitaria. La democracia hay que construirla pero eso será a la larga, siempre que adaptemos sus principios de libertad a cada país de acuerdo a su especificidad. Si la democracia liberal no se adapta a las nuevas necesidades, con el impacto económico por esta guerra, la carga de refugiados y otras derivaciones, será difícil instalarla y mantenerla. Tiene que estar el sistema en constante aggiornamento

 

_  ¿Y ese aggiornamento no vale también para los organismos internacionales que hoy tienen tan mala opinión? Hay quienes dicen que no debe pedírseles más de lo que pueden dar; pero otros sostienen que deben reinventarse para responder más eficazmente cuando un país sea atacado. Madeleine Allbright lo dijo una vez: “¿Por qué estamos aquí discutiendo comas cuando la gente está muriendo?”

_  Si el sistema de Naciones Unidas no existiera habría que inventarlo, pero eso no significa que no tenga que sufrir una adaptación, lenta, pero tiene que suceder. Sus estructuras fueron creadas para cuando el mundo era otro. Eran poco menos que 50 naciones y hoy son 192 países y cada uno con su Asamblea Nacional y con su voto en la Asamblea General de ONU. El  Consejo de Seguridad, organismo ejecutivo,  se puede paralizar por el veto de las 5 naciones que lo pueden ejercer.  No obstante, en la ONU se aplican en llegar a cuestiones de fondo en los problemas económicos y sociales como lo prueba la Agenda de Desarrollo Sostenible.

 

_ Uno se pregunta sobre el famoso artículo 5to, el cual establece que si no eres miembro de la OTAN no tienes defensa. Quedas a tu suerte y se puede ver a un país siendo masacrado, desde la barrera, teniendo todo el poderío bélico a disposición…

_  Eso es una disculpa y pienso que es por ello que Ucrania no solicitará el ingreso a la OTAN. La OTAN, cuando quiso, no le importó el artículo 5to. Por ejemplo, cuando bombardeó a Belgrado y Serbia y Yugoslavia no eran miembros de la OTAN; tampoco le importó el artículo 5to cuando intervino en Libia para derrocar a Kadaffi; o cuando la OTAN tuvo presencia en Afganistán. Creo que  hoy el temor de una intervención de la OTAN no es tanto por Ucrania sino por ellos mismos. Si la OTAN interviene en Ucrania, ya el conflicto directo es con Moscú y el victimario, que es Rusia, se convierte en víctima del gran poderío militar mundial. Es un tema sumamente delicado. Si  OTAN se mete en Ucrania ello no acabaría allí, tendría que bombardear a Moscú y con un desequilibrado como Putin, nunca se sabe.

 

LA FUERZA DE UCRANIA

_  Los ucranianos han demostrado que pueden defenderse. ¿De dónde sale esa fortaleza, esa capacidad tan feroz de resistencia,  ese patriotismo, esa dignidad que tiene al mundo entero admirado?

_ Esa es la gran sorpresa que tanto Putin como el mundo se han llevado. La dominación que ejerció Rusia en otros lugares no tuvo esa respuesta. Es una expresión de entereza, de convicciones, de valores. Putin acusó de nazi al gobierno ucraniano ¡y Zelensky es judío! Hubo un movimiento de identidad nacional. También tiene mucho que ver con la fe religiosa de ese pueblo y con la memoria histórica de la opresión soviética. Sus abuelos y tatarabuelos fueron víctimas, murieron de hambre por las acciones del estalinismo y de la Unión Soviética. Tiene que ver con la decisión de mantener su libertad, su democracia y no pertenecer a Rusia. Por eso los hombres llevan a la frontera a sus familias y, en lugar de aprovechar y salir, vuelven para tomar las armas en defensa de su país. Es algo que conmueve.

 

MOMENTO DE LÍDERES

_ Las grandes conflagraciones mundiales suelen provocar barajos geopolíticos que  frecuentemente derivan en situaciones nunca resueltas. ¿Cómo quedará el mundo después de este conflicto?

_ El asunto crucial en la construcción de grandes modelos es la existencia de líderes y estadistas. La Europa devastada después de la II Guerra Mundial se construye a través de un Konrad Adenauer, de un Luigi Sturzo, de un Alcide De Gásperi, de un Robert Schuman, de un Charles De Gaulle, hombres que  tenían una potestad visionaria sobre cómo edificar una unión en Europa y que daban testimonio  de lo que proponían.  No fueron logros inmediatos sino un asunto de persistencia política. Después de sanar las heridas se fue, paulatinamente, dando pasos  firmes pensando en el bien común, en el futuro. Eran momentos de líderes. La gran pregunta hoy es: ¿tenemos esos líderes capaces  de construir un nuevo mundo geopolítico?.

_ No parece…

_ A lo mejor les tocará y descubrimos talentos que no imaginábamos. Allí está un actor de televisión convertido en héroe nacional, como Zelensky. Pero no   veo, ni en Europa ni en Estados Unidos, ni tampoco en América Latina, figuras con esa dimensión. No veo hombres como Rafael Caldera, como Rómulo Betancourt, como Fernando Henrique Cardoso (Brasil), como Belisario Betancur (Colombia), como Sanguinetti (Uruguay), dirigentes con una vocación de construir la integración latinoamericana,  unidos en medio de la pluralidad pues los había de origen en la izquierda como Cardoso o de sensibilidad social como Belisario Betancur. Pero eran estadistas que marcaban paso. Hombres admirables.

 

UNA NUEVA GEOPOLITICA

_  ¿Quiénes serán los grandes decisores?

_ Es pronto para decirlo, pero es factible que veamos  reuniones como la de Yalta o la de Bretton Woods una vez que se aproxime el fin de este drama, y eso significa una nueva  visión geopolítica del mundo. Pero hay que recordar que las Naciones Unidas no aparecieron de repente sino que tomaron los logros de la Sociedad de Naciones; ésta a su vez  los tomó de Versalles;  Versalles se basó en  los grandes acuerdos internacionales del pasado en Viena y otros lugares. Es decir, una base del derecho  que fue acabando con temas como la esclavitud, la dominación colonial o la búsqueda de libertades. Son procesos que no paran.

Lo que sí comparto es que esta ONU del 45 ya es insuficiente. Habrá que buscar nuevos mecanismos y la vía es incorporar nuevos actores como la sociedad civil, las ONGs, empresas con visión social, sindicatos organizados en la construcción de una mejor calidad de vida para los trabajadores, en suma, que tengan una mayor participación en su especialidad, bien sea derechos humanos, medio ambiente o ciberseguridad. Hay que edificar una geopolítica audaz en principios y valores que no repita los errores u horrores del pasado sino obtener un nuevo diseño adaptado a las nuevas realidades. Hoy estamos viendo la guerra por televisión. Hace 45 años eso era impensable. Hay que construir las Naciones Unidas que queremos a partir de las Naciones Unidas que tenemos.-