DONALD TUSK

ALBERTO VALERO
Periodista y ex-diplomático residenciado en Varsovia.

 

¿Tusk, antiguo y próximo Premier?

Que el 75% de una población más bien indiferente al ejercicio del voto, acudiese a las urnas en Polonia el domingo 15 de octubre es una lección ciudadana que debería consolidar el camino democrático asumido en 1990 tras el colapso del régimen pro-soviético.

Sobre todo porque, conforme los sondeos de opinión que se revelaron de una singular exactitud, el voto juvenil marcó el ritmo por primera vez en estas tres décadas, y, según apuntan algunos comentaristas, con él tendrán que contar los líderes en general conservadores llamados a formar un nuevo gobierno.

Ahora es cuando comienzan las dificultades, se escuchó decir a Francois Mitterrand en mayo de 1981 al coronar finalmente su combate por la anhelada presidencia de Francia, e igual será para la oposición vencedora. Para no defraudar a veinte millones de polacos que participaron en una contienda tan enconada como suele ser cuando se trata de cualquier cosa menos de juegos florales, esperando un viraje en el rumbo de la nación.

Es una situación inédita en Polonia, aunque no escasearon las sorpresas en el pasado, si se consideran los vaivenes desde que la histórica Conferencia de la Tabla Redonda selló en 1989 la transición del régimen ya exhausto bajo los embates del impetuoso movimiento de Solidaridad, para que su líder Lech Walesa accediese a una presidencia que los antiguos comunistas reconquistarían cinco años más tarde. Con otras siglas y la joven figura de Aleksander Kwasniewski.

Después fueron incluso reelectos, porque los polacos en libertad han ensayado las fórmulas más diversas, mientras fortalecían su economía, se abrían al mundo, ingresaban a la Unión Europea y la OTAN y crecían en influencia; sobre todo desde que el revanchismo ruso comenzó a plantear una severa amenaza al continente.

Ahora, no importa las dificultades, habría que esperar en sana lógica la concertación de las tres corrientes opositoras –Coalición Ciudadana, liberal; una novedosa Tercera Fuerza, democristiana afincada en el campo y la Izquierda con los restos del socialismo otrora hegemónico- para imponerse en el Parlamento y forzar una cohabitación a la francesa, al horizonte de las presidenciales del año venidero.

Es la exigencia que imponen las circunstancias de la guerra en la Ucrania vecina y los nubarrones en el panorama global, obviando la atávica tendencia nacional a la desunión que alguna vez los borró del mapa, durante la bicoca de 125 años, avasallados por las potencias vecinas.

Tres décadas de notables avances económicos, culturales y sociales en la base de la formidable transformación apoyada en una alianza europea demonizada torpemente, y la responsabilidad que plantea el porvenir inmediato deberían signar las negociaciones de la clase dirigente, para confirmar su madurez y emprender la senda menos pugnaz, más amable y generosa que sus turbulentos ciudadanos votaron mayoritariamente este domingo y reclama la comunidad internacional.

Sagliano Miccca, Piemonte, octubre 2023