EL SALARIO ES UN DERECHO HUMANO ESENCIAL
Al final de su más reciente novela, su decimoquinta («Victory City», la ciudad de la victoria), el muy perseguido y amenazado escritor británico de origen indio, Salman Rushdie, a través de un personaje afirma con convicción: «mientras los regímenes caen, las historias sobreviven. Las palabras son las vencedoras».
En el caso venezolano las palabras ya vencieron; son 23 años en los cuales se ha desnudado ante el mundo un régimen oprobioso y falto de todo respeto mínimo a la dignidad humana. Ya no hay nada más que probar al respecto. Entre muchas injusticias -enmarcadas en una sistemática destrucción de las instituciones de la democracia- una que» clama al cielo» es la voz de protesta generalizada, el clamor que se siente y crece en la calle, es la de los reclamos por un salario digno.
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