ESCUÁLIDOS DEL EQUESIBO (Sic)
Uno de los logros del pasado 22 de octubre es que el triunfo arrollador de María Corina Machado descongeló la política criolla. Los venezolanos estábamos entrampados entre un liderazgo dictatorial mendaz, incapaz y corrupto y unos grupos opositores que pasaban más tiempo peleando entre sí que oponiéndose al régimen. Los venezolanos tomamos nota, votamos en la Primaria, y el panorama opositor cambió.
Pero la paliza fue mayor con la tiranía. Y la prueba definitiva es que más de un mes después, Maduro y sus mesnadas no sólo no se han recuperado de la pesadilla que representa para ellos el despertar ciudadano, sino que incluso creen que pueden seguir usando tácticas gastadas para convencer al mundo de que siguen siendo populares. El flaco y enjuto referendo de este 3 de diciembre lo ha demostrado; como recuerda Robert Kaplan, “hay muchas maneras de fracasar, y algunas salen mejor que otras”.
El naufragio histórico de este domingo 3 -con su risible cifra de supuestos votantes- tiene otros cadáveres anexos: el CNE chavista, las máquinas electorales, el Plan República. Qué deshonestidad e impudicia. Ya basta con el CNE chavista y sus máquinas. Ya basta con un modelo electoral hecho a la medida para que el régimen coseche victorias ilegítimas centradas en el más descarado robo de la voluntad popular.
La realidad es que el fiasco del 3 de diciembre estaba cantado desde el momento que a alguien se le ocurrió que era buena idea sacar a la luz pública el discurso nacionalista, tan usado en la historia por los regímenes que, estando contra las cuerdas, creen que ofreciendo un manipulado circo la gente les va a volver a ver con cariño.
Los venezolanos están claros: en materia de colas, se resignan sólo a las que hay que hacer para comprar gasolina o en Corpoelec para ponerse al día con la más reciente estupidez del gobierno, la nueva plataforma de pagos de la electricidad.
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