NI SOCIALISMO NI NEOLIBERALISMO
El “socialismo del siglo XXI” falleció y no recibió lágrimas ni entierro. Ni vienen “revolucionarios” de otros países a honrar su tumba y admirar sus logros. Más bien los nuevos gobiernos de izquierda en América Latina se apresuran a tomar distancia de la revolución (¿?) venezolana. Es demasiado grande y evidente el destrozo sufrido por el país en estos 25 últimos años de ingresos petroleros tan superiores a los del pasado. El “socialismo del siglo XXI” que acuñó el chavismo es una falsa moneda que nadie compra.
Pero hay más: hoy en el mundo no hay economías exitosas que sean socialistas. En Rusia y China, a pesar de su estatismo político omnipresente y de su nombre de bautismo, lo que hay de exitoso en economía es capitalista. Las muy exitosas economías en los países escandinavos son liberales, a pesar de ser obra de gobiernos socialdemócratas. En ellos el pacto social es efectivo con cultura e instituciones de vasos comunicantes solidarios distintos de la economía liberal.
La economía liberal estimula la productividad y quien no produce no recibe y solo cosecha quien pone el esfuerzo de la siembra. Pero la solidaridad social expresada en el pacto social alimenta las instituciones y vasos comunicantes donde fluye el “no-sotros”. No hay economía floreciente que no sea liberal, ni convivencia social sin acuerdo que inspira y desata energías y convicciones que la hacen solidaria. Economía liberal y democracia social son las dos alas necesarias para que la sociedad moderna vuele exitosamente; no se puede volar con una sola ala.
Pero hay una herencia inercial que sigue prometiendo el “liberalismo” o el “socialismo” como banderas mutuamente excluyentes y termina en frustración. En América Latina se han prometido ambas de manera excluyente y han fracasado.
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