Categoría: GENTE Y SOCIEDAD

POR UN PAÍS DE MÁS Y MEJORES CIUDADANOS

En medio de una emergencia humanitaria compleja, un grupo de jóvenes se reúnen para idear una nueva forma de atender lo importante en medio de las urgencias que deprimen a la sociedad venezolana. Formar personas capaces de reconocerse poseedores de derechos y comprometidos con el deber es la premisa que dio origen a Más Ciudadanos, organización no gubernamental que promueve valores ciudadanos y apuesta por la recuperación de la cultura democrática en Venezuela

A finales del año 2017, cuando Venezuela se encontraba en el apogeo de la emergencia humanitaria compleja, un grupo de jóvenes confluimos en una preocupación: una sociedad en crisis volcada únicamente a hablar de lo urgente. No es para menos hacer esta consideración, pues eran momentos que resumían nuestra vivencia cotidiana en constantes apagones de electricidad, escasez de comida, deterioro sostenido de los servicios públicos y colapso del transporte, aumento de los niveles de delincuencia y el éxodo masivo de familiares y amigos. En definitiva, una crisis multiforme y estructural que configuró a la sociedad en una dinámica de supervivencia donde los temas trascendentales no eran cosa del momento, se dejaba de atender así lo importante.

Antes de continuar, me parece necesario aclarar que con esto no quiero decir que aquellos problemas urgentes no resulten importantes. Durante años hemos sufrido en carne propia las consecuencias dramáticas de aquella crisis, la cual ha propiciado la negación de los derechos humanos y de la dignidad que cada uno tiene como persona. No obstante, entendemos que producto de nuestra condición humana, y que justamente por la dignidad que de ella deriva, debemos aspirar a una vida que vaya más allá de la supervivencia del satisfacer nuestras necesidades básicas; una vida con sentido de trascendencia donde seamos capaces de dejar nuestra impronta en el mundo.

En este contexto nace Más Ciudadanos, como una iniciativa de jóvenes que teníamos en común haber invertido buena parte de nuestra vida universitaria en la lucha social de calle, orientada a procurar un cambio político en pro de la redemocratización del país. No obstante, y luego de mucho trabajo personal, fuimos madurando y reorientando nuestro ímpetu para entender, poco a poco y de distintas maneras, que ese país que soñamos no se construirá únicamente con un cambio político, el cual si bien resulta necesario no será suficiente si no viene acompañado de una profunda transformación moral y social.

Leer más

UN DOCUMENTO HISTÓRICO: LA PASTORAL DE MONSEÑOR RAFAEL ARIAS BLANCO, DEL 1 DE MAYO DE 1957.

Estamos ante una nueva prueba de la solicitud de preocupación de la Iglesia por la clase obrera, que llega en hora feliz a nuestra Patria; en la hora en que Venezuela siente, en todo su ser, el estremecimiento de una nueva vida que está naciendo; en la hora de una transformación radical de su economía. En efecto, para nadie puede pasar desapercibido el salto que de una economía preponderantemente rural está dando nuestra Patria a otra eminentemente industrial y minera. Con la erradicación de algunas de las causas inveteradas de mortalidad, con una mejor salubridad pública y con la poderosa corriente inmigratoria, en veinte años —entre 1936 y 1956— la población venezolana ha pasado de cuatro millones a más de seis millones de habitantes, es decir, ha experimentado un aumento del 35 por ciento. Pero el nacimiento y desarrollo de la industria y minería, junto con las facilidades de vida que ofrecen los grandes centros urbanos y la riqueza del Estado, ha producido el desplazamiento de masas campesinas hacia las ciudades y regiones industriales. Este fenómeno de éxodo rural que todos notamos, nos lo descubren en toda su gigantesca gravedad las estadísticas, según las cuales la población rural venezolana descendió del 65 por ciento en 1936 al 45 por ciento en 1950.

Leer más

LOS VENEZOLANOS EN EL EXTERIOR: FUERZA DE CAMBIO PARA EL PAÍS

La migración ha transformado la historia de los pueblos desde tiempos inmemoriales. En los últimos años, Europa se ha visto impactada por olas migratorias fundamentalmente provenientes de Oriente Medio y África, mientras Venezuela dejó de ser país receptor de inmigrantes para convertirse en el gran fenómeno migratorio de estos tiempos.

Desde finales de la década de los años 40 del pasado siglo y durante la siguiente década, ingresaron a Venezuela más de 900.000 inmigrantes, en lo fundamental españoles, italianos y portugueses, cuando Venezuela contaba con menos de seis millones de habitantes. A partir de 1970 la emigración hacia Venezuela surgió del propio subcontinente, por razones políticas o socioeconómicas, todos encontraron refugio en nuestro país; en los años 70 recibimos aproximadamente 70.000 chilenos, eran tiempos de Pinochet; también recibimos 400.000 ecuatorianos, fundamentalmente por razones económicas, como en la década de los 70 y 80 la migración de colombianos a Venezuela fue inmensa, por razones de búsqueda de oportunidades y por la intensificación de conflictos internos. El flujo de migrantes colombianos a Venezuela alcanzó su punto más alto en 2.2 millones.

Leer más

ENTREVISTA DE MACKY ARENAS A ALFREDO INFANTE, S. J.: «ESTAMOS ASISTIENDO A UN PROCESO DE INVISIBILIZACIÓN DE LA POBREZA»

La pobreza en Venezuela tiene que ver con la improductividad. Diría que, desde siempre, ha existido un modelo político-económico rentista profundizado ahora en esta nueva fase de socialismo rentista que ha quebrado el sistema productivo. No tenemos producción ni productividad y ello ha generado toda una cultura de pobreza y dependencia. Otro aspecto del asunto es el esquema dadivoso del Estado benefactor cuyo producto es un imaginario clientelar que ha limitado la voluntad productiva del venezolano. Hay una paradoja a este respecto porque ves al venezolano en otros lugares poniendo mucho empeño en el trabajo y es cuando te preguntas cómo puede ser eso. Tuve una experiencia en Estados Unidos, en el Servicio Jesuita para Refugiados. A cierta hora la gente para de trabajar y yo quería seguir fuera de tiempo. Entonces me dijeron: “Eso no se traduce en productividad. A lo mejor ustedes trabajan mucho y producen poco”. Eso me quedó grabado y pensé que tal vez debíamos revisar lo que entendemos por trabajo productivo y cómo administramos el esfuerzo.

Leer más
Cargando